En 1977 la Declaración de Tbilisi, Georgia, dejó ya establecidos principios sólidos sobre los que construir un mundo con conciencia ambiental. Hoy muchos de esos postulados siguen sin ponerse en práctica, pero la declaración sigue constituyendo un hito histórico en materia de comprensión del medioambiente.
¿Qué es la declaración de Tbilsi?
Para que la formación ambiental y la concienciación sean más eficaces, la Declaración de Tbilisi recomendó los siguientes puntos: la formación ambiental debe ser un proceso de toda la vida, interdisciplinario y holístico, en naturaleza y aplicación.
Enfoque conjunto
Debe ser un enfoque conjunto, más que un tema, puesto que se refiere a la interrelación y la interconexión entre los sistemas humanos y naturales y tiene que favorecer la participación en las experiencias de aprendizaje.
Hace hincapié en la responsabilidad activa de los seres humanos y utiliza una amplia gama de técnicas de enseñanza y aprendizaje con énfasis, en actividades prácticas y en las experiencias personales a todo nivel.
Con dimensiones locales y globales, junto con las del pasado, el presente y el futuro, fomenta el desarrollo de la sensibilidad, la concienciación, el pensamiento crítico y las habilidades para resolver problemas.
Componentes básicos
Según la Declaración de Tbilisi, la formación ambiental debe tener tres componentes interrelacionados: la Educación sobre el Medio Ambiente, la educación para el Medio Ambiente y la Educación a través del Medio Ambiente.
El diseño de un plan de estudios de formación ambiental debe tener como objetivo: desarrollar conciencia y sensibilidad con el Medio Ambiente, adquirir conocimientos y diversos tipos de experiencias de los peligros ambientales, desarrollar la comprensión básica de la estructura, el proceso, los problemas y la interdependencia de los componentes ambientales.
A través de la formación ambiental, también se deben adquirir habilidades para identificar y resolver catástrofes ambientales, desarrollar valores y preocupaciones por el Medio Ambiente. Con el fin de fomentar la participación activa y la capacidad para evaluar componentes ambientales y programas educativos en términos de factores ecológicos, económicos, sociales, culturales y estéticos.
Aplicaciones de la declaración de Tbilis
Lo fundamental es que la formación ambiental sea introducida a nivel de la escuela y que esta continúe en la secundaria y en la terciaria. Las políticas educativas globales, en general, han dado prioridad a alertar a los escolares sobre temas ambientales, pero no siempre a los alumnos de la secundaria.
Por otra parte, un gran número de universidades e instituciones de todo el mundo están ofreciendo actualmente programas, Máster y cursos en ciencias ambientales y economía, gerencia u otras disciplinas estrechamente relacionadas con la protección del Medio Ambiente.
Entre los Objetivos de Desarrollo del Milenio, la sostenibilidad ambiental es la prioridad número siete, lo que significa que se debe proporcionar un saneamiento adecuado, desarrollar el estado de salud materna, bregar por la sostenibilidad y combatir la problemática del sector forestal, la reducción de las tierras agrícolas, la inseguridad de los alimentos, la gestión inadecuada de los recursos hídricos y reducir las explotaciones y prospecciones del gas, el carbón y el petróleo.
Mientras se mantenga una brecha entre la formulación de políticas y la implementación de las mismas, seguirá siendo difícil lograr las metas de los ODM. Se deben emplear todos los medios para impartir los conocimientos medioambientales y es imprescindible la participación de la sociedad civil, de las ONGs y de los organismos públicos y privados.
No hay dudas de que la política en general, la economía, el Medio Ambiente, los temas climáticos, las estrategias verdes, la tecnología sostenible y una mentalidad positiva, son básicas para dar la bienvenida a un mañana mejor.
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