Durante los próximos días haremos un breve relato en entregas de los métodos agrícolas tradicionales, hasta llegar a la visión vanguardista de Ernst Götsch y culminar con la agricultura sintrópica. Imagen de un mundo que debe aprender a pensarse de otra manera
Las lecciones que la Historia de la actividad agrícola nos deja
Qué es la agricultura sintrópica. La Agricultura Sintrópica tiene sus influencias en el trabajo de figuras como Masanobu Fukuoka con la no labranza y la observación de la naturaleza, los conceptos de la permacultura creados por Bill Mollison y David Holmgren, culminando en un enfoque holístico y regenerativo que busca la simbiosis entre la naturaleza y la agricultura.
En los orígenes, las tribus o sociedades humanas eran nómadas que dependían de la recolección de frutas, nueces, raíces y caza de animales para su subsistencia en armonía con la naturaleza. Con el tiempo, los humanos empezaron a darse cuenta del movimiento del bosque, a entender el estímulo a través de las dinámicas naturales y empezaron a imitar estas dinámicas construyendo vida de forma colaborativa.
El desarrollo del monocultivo
Con la domesticación de plantas y animales, el sedentarismo y el avance de la tecnología, llegó el desarrollo del monocultivo, la especialización y la masificación para poblaciones en crecimiento. Este avance tenía como contrapartida la erosión y la degradación de la calidad del suelo, que necesitaría paulatinamente de una mayor cantidad de insumos en forma de fertilizantes y plaguicidas, generando grandes impactos en los ecosistemas y la salud humana. Esta dinámica se agudizó multiplicándose con la Revolución Verde tras la Segunda Guerra Mundial, con la popularización del uso de grandes maquinarias y productos químicos tan eficaces como dañinos para la vida y la sostenibilidad global.
Mientras esta llamada “Revolución” sigue en expansión imparable con la globalización agrícola hiperproductiva por todo el planeta hasta nuestros días, en los años 70 del siglo XX surgen casi en paralelo e interconectadas dos filosofías renovadoras que van calando en un cambio tan sutil como profundo. Destaca en Japón la filosofía de la no labranza e imitación de la naturaleza de la mano de Fukuoka y el diseño de permacultura con Bill Mollison y David Holmgren para observar, aprender y recuperar un equilibrio y conexión con la naturaleza. La permacultura desarrolló doce principios de diseño y tres principios éticos que también se encuentran en la mayoría de las sociedades tradicionales: cuidado de la tierra, cuidado de la gente y compartir los recursos.
Recuperando espacios desérticos
En los años 80, el suizo Ernst Götsch inició en Brasil la experimentación de la Agricultura Sintrópica recuperando espacios desérticos para convertirlos en vergeles productivos y regeneradores del hábitat natural con flora, fauna y sistemas fluviales. Se basa en el diseño de ecosistemas con alta densidad y biodiversidad donde la intervención del ser humano acelera los ritmos de la fertilidad y ayuda a reproducir y regenerar los ciclos naturales.
La poda de árboles y el depósito de material orgánico en el suelo tienen un papel importante en la agricultura sintrópica (Agenda Götsch / Life in Syntropy). Imagen believe.earth/es
Estas nuevas filosofías y técnicas suponen una esperanza en la capacidad del ser humano para integrarse con los ecosistemas en una relación de respeto, armonía y beneficio mutuo. Con estos nuevos referentes y la diversidad de culturas regenerativas emergentes, la agricultura puede contribuir significativamente a la mitigación del cambio climático, la conservación de la biodiversidad y la restauración de tierras degradadas, mientras se cultivan alimentos saludables y nutritivos.
En las próximas entregas haremos juntos un repaso de las diferentes fases evolutivas del desarrollo de la agricultura, para trazar al una visión sobre los posibles futuros
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